Muchos días lleva lloviendo, malo para andar en bici y bueno para la tierra que tanto depende del purificador agua.
Esta mañana salí en bici mojandome para variar, el agua recorriendome por la cara, como aquel día donde también estaba lloviznando, el típico chirimiri de esta zona, aquel lugar donde soliamos escaparnos aquellas noches, esos ratitos de hablar y conocernos. Aquel día también me recorria el agua por la cara, no se si era una gota de lluvia o una lágrima, aquel día donde por fin te decidistes a decir que no, aquel día donde todo cambió. Seguramente fue de los mejores días que pasé contigo. Nuestro destino se fue alejando, como cuando vas en bici y ves aquella senda escondida entre dos árboles que te lleva a algún lado desconocido pero que nunca acabas de coger y siempre sigues subiendo por el mismo sitio.
Llegaremos a la cima, este es un año donde hay que readaptar todo, posición, salidas, horarios, comidas,... demasiados cambios en poco tiempo, demasiados cambios para un día lluvioso como aquel. Nos vamos reajustando. Tú así lo quisistes, yo sigo mi ruta de todos los sábados y domingos, este año no da para mucho más.
Nos vemos
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