martes, 29 de mayo de 2012

Amistad

¿Cuándo fue que empezamos a ser amigos? No lo sé... No te parece gracioso que con tu pareja siempre quieres llevar la cuenta, recordar el día y el momento exacto en que se conocieron ¿cuando empezaron su relación, a que hora, en donde?...con tu pareja celebras aniversarios... y con los amigos es algo que realmente sobra, no importa el momento exacto, la hora, el día en que los conoces, solo importa que a través de esos años, meses y días vas construyendo momentos inolvidables...

Amigo es aquel que siempre esta contigo, da igual si estas enfermo, si estas en la carcel, da igual donde estes siempre estará ahi, no preguntará que has hecho o porque lo has hecho, si eres culpable o inocente, siempre estará ahi y te comprenderá. Amigo es aquel que te cogerá de la mano cuando te vayas a morir, aquella persona que te dejará ir en paz y hará todas esas promesas de las que hablamos. Amigos son esas personas que podemos contar con los dedos de una mano, aquellos con los que puedes hablar sin decir palabra, aquellos que saben cosas que nadie mas sabe.
Y es que un amigo siempre ocupa una parte de ti, si se va, esa parte se va con él, ser amigo de alguien es el mejor regalo que podemos dar y recibir.
Un amigo es la persona que te enseña a dar valor a las cosas por lo que significan y no por lo que valen, aquellas que te obligan a dormir poco y vivir mas, soñar mas. Un amigo es aquella persona que sin querer influye en tu vida, eres como eres por las personas que pasan por tu vida. Un verdadero amigo es aquel que llega cuando el resto del mundo se ha ido.

He aprendido que los héroes son las personas que hacen aquello de lo que están convencidos, a pesar de las consecuencias.

Seamos niños una vez mas haciendo las cosas sencillas sin darle mas vueltas. Te invito a un café y dejemos pasar esta tarde de primavera que camina lenta como una manada de dinosaurios y cuentame como te va. Apaga el movil y dime lo bien que van a ir las cosas.

Nos vemos

domingo, 6 de mayo de 2012

Querido hijo

El día que me veas mayor y ya no sea yo, ten paciencia e intenta entenderme. Cuando, comiendo, me ensucie; cuando no pueda vestirme, ten paciencia. Recuerda las horas que pasé enseñándotelo hace unos años cuando eras un crío.
Si, cuando hablo contigo, repito las mismas cosas mil y una veces, no me interrumpas y escúchame; cuando eras pequeño, a la hora de dormir, te tuve que explicar mil y una veces el mismo cuento hasta que te entraba el sueño. Te encantaba aquel cuento...

No me avergüences cuando no quiera ducharme, ni me riñas; recuerda cuando tenía que perseguirte y las mil excusas que inventaba para que quisieras bañarte.
Cuando veas mi ignorancia sobre las nuevas tecnologías, te pido que me des el tiempo necesario y no me mires con tu sonrisa burlona.

Te enseñé a hacer tantas cosas... comer bien, vestirte... y, sobre todo, como afrontar la vida. Muchas cosas son producto del esfuerzo y la perseverancia de los dos.
Cuando en algún momento pierda la memoria o el hilo de nuestra conversación, dame el tiempo necesario para recordar; y si no puedo hacerlo, no te pongas nervioso, seguramente lo más importante no era mi conversación y lo único que quería era estar contigo y que me escucharas.

Si alguna vez no quiero comer, no me obligues; conozco bien cuando lo necesito y cuando no.
Cuando mis piernas cansadas no me dejen caminar, dame tu mano amiga, de la misma manera en que yo lo hice cuando diste tus primeros pasos.

Y cuando algún día te diga que ya no quiero vivir, que quiero morir, no te enfades; algún día entenderás que esto no tiene nada que ver contigo, ni con tu amor, ni con el mío. Intenta entender que a mi edad ya no se vive, si no que se sobrevive.
Algún día entenderás que, pese a mis errores, siempre quise lo mejor para ti y que intenté preparar el camino que tú debías hacer.

No debes sentirte triste, enfadado o impotente por verme de esta manera. Debes estar a mi lado, intenta comprenderme y ayúdame como yo lo hice cuando tú empezaste a vivir, a sonreir, era tan bonito...
Ahora te toca a tí acompañarme en mi duro caminar. Ayúdame a acabar mi camino, con amor y paciencia. Yo te pagaré con una sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido.

Te quiero, hijo.
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Buena carta que encontré hace tiempo por la nube, poco mas que añadir.

Nos vemos.