En vista del puente en el que nos encontramos, el miércoles no había quedado con nadie y estaba dudando que hacer, si coger la mtb o ir por la carretera sin más. "Ir al monte con lo que ha llovido y el barro, que pereza luego tener que limpiar la bici,..." pensaba yo. La pereza estaba cada vez más comiéndome el terreno y yo me dejaba vencer.
Todo cambio cuando de repente me llega un mensaje al móvil, "Oye hemos quedado a las 9:30, nos vamos para el monte", sin dudarlo ni un segundo respondí "Allí estaré".
Cuando llego al lugar que habíamos quedado, ya veo la cara sonriente de alguno de ellos, "hoy nos espera un buen día", me digo a mi mismo.
Como siempre que vamos en buena compañía y encima al monte a merecido la pena. Nuestro guía particular que cada nos va enseñando esas rutas nuevas, como la de ayer, perfectas, no tienen otro calificativo. El sol nos acompañó durante todo el trayecto, haciendo honor a la ruta marcada.
La subida fue tendida hasta el centro de interpretación de peñas negras, hasta ahí todo como cualquier otro día, paradita para el avituallamiento y seguimos caminando, seguimos subiendo tranquilos y ya empiezan los cachos nuevos. Seguimos por una pista y nos metemos por un senderito donde se oye "Esto se estrecha, ya me empieza a gustar", pasamos este senderito y vuelta a pista donde nuestro particular guía y amigo se para, baja el sillín y se le escapa una sonrisa "Esto se va a poner picante" pienso. Así es ya empiezan las bajadas, son bajadas rápidas aunque hay que andarse al loro el barro y alguna que otra sorpresita las pones interesantes. Curva a la izquierda, curva a la derecha, sendero para aquí, repechito para allá, ya estoy perdido y no se ni por donde voy, "la casa del duende" ah esto si que me suena por aquí ya habíamos pasado, ahora vamos para el tetris que también me suena por que como la primera subida de todas esta también es la típica bajada del lugar.
Y así acabo el día de ayer, con barro hasta las orejas y la sonrisa... pues de oreja a oreja. Sólo queda volver a hacerla un par de veces más para ir quedándose con los nuevos caminos que la naturaleza nos regala y que sólo Ito es capaz de enseñarnos.
Nos vemos
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