Despues de un tiempo algo callado por unos cambios en mi vida vuelvo por estos lares. Cambio de trabajo que aunque no lo estaba buscando me surgió la oportunidad que no habia que dejarla escapar. Tras muchas idas y venidas, al final nueva empresa, nuevos jefes, nuevos compañeros, todo nuevo, una pequeña decisión y todo cambia en un instante. Y cambio de bici que aunque este era algo mas buscado tampoco lo queria tan repentino, pero como el anterior, tampoco habia que desaprovechar la oportunidad que se me presentaba. A veces soy un poco impulsivo y de acciones rápidas, hago las cosas al momento y sin pensar demasiado. Un defecto o una virtud depende para quien o como se mire. Asi que sin pensarmelo demasiado hice los dos cambios que, sin buscarlos y pensandolo bien, me hacian falta.
No soy una persona que le gusten mucho los cambios, soy de fácil contentar, con cualquier cosita y una vueltecita en MTB estoy contento, no aspiro a más. Aunque de vez en cuando viene bien alguna pequeña motivación extra. Tampoco soy de los que se acomodan hasta el final de sus dias en un sitio y siguen haciendo siempre lo mismo. Yo soy de esos que se van marcando pequeños objetivos, al pasar por al lado suyo cada dia le oyes que dice "hoy no podrás conmigo", yo le miro y pienso "tranquilo que volveré". Asi hasta que llega el dia que lo alcanzo, miro atras y con una sonrisa la digo, "Lo ves, tampoco eras para tanto". Poco a poco todo lo que te propones lo vas consiguiendo. No hay que tener prisa porque sé que tarde o temprano va a llegar.
Ahora con mi nueva doble, una Lapierre scandium, la cosa pinta de otra forma, nuevas sensaciones que no tenia con mi antigua sunn rígida, que aunque todavia sigo compartiendo rutas con ella pasará a un segundo plano. Todo un "pepino" con un monton de componentes y nombres "raros" que no les hago mucho caso, que si muelle no se que, que si la orguilla no se cual, que si ... Yo simplemente la cojo y la pregunto "¿Qué, una vueltecita?" y ella agradecida me dice "Si, claro. Lo estoy deseando" Entonces solo queda empezar a rodar dando pedaladas y pedaladas cada vez mas rápido para acabar volando con la mente y con la imaginación a lugares de ensueño no tan lejanos de casa, donde descansar un rato, tomarte una barrita, unas fotos y vuelta al mundanal ruido de la ciudad. El paseo y las vistas, sin duda y como siempre, han merecido la pena.
Nos vemos en el próximo sueño hecho realidad.
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