Pues si, se acabó el año y poco a poco vamos despidiéndonos de él entre ratos de hipocresía y regalos, consumismo y falsedad. Es, por tanto, el momento idónea de echar la vista un poco (no mucho) atrás y recordar todos esos momentos que hemos vivido, unos regulares, otros buenos y otros muy buenos. No digo malos y no es porque se me hayan olvidado, simplemente no los digo porque no los ha habido. No hay ningún rato encima de la bici que recuerde en el que ahora no se me escape una sonrisa, por muy malo que me pareciera en ese momento, fue eso, sólo un instante, un mal trago pasajero que ni siquiera llego a cuajar. Ahora solo me queda una sonrisa cuando lo recuerdas y comentas con los compañeros de rutas.
Los buenos y muy buenos abundan, las nuevas rutas aprendidas, la gente que he conocido por los caminos y con los que me he quedado como amigos, las quedadas, los ratos después de esas rutas tomando algo y comentando lo sucedido, los consejos recibidos, la paciencia que han tenido con mi ignorancia, ... y un sin fin que no cabrían en estas páginas. No hay nada como sentirse bien con lo realizado hasta el momento y con ganas e ilusión de seguir devorando kilómetros y mas kilómetros, nuevas compañías, retos, ...
Ahora solo nos queda entrar en este nuevo año que esta a punto de comenzar con el mismo pie que dejamos el anterior. Que sea una continuación con nuevas historias, nuevos retos, seguir gastando los megas de mi disco duro con alguna que otra foto y seguir engordando el incansable álbum de recuerdos que siempre llevo encima repartido entre la poca memoria que me queda en la cabeza y los grandes recuerdos que me llenan el corazón. Espero que en uno de éstos estés tú.
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