Ya ha llegado el invierno y con él empieza a llegar el frío, las primeras nieves, el cambio inevitable hacia una ropa más abrigada, una incansable pereza que te intenta atrapar cada día con más fuerza. Todo es diferente ahora, el despertador que suena mas fuerte que nunca, el sol al que le tienen castigado y casi no le dejan ni salir y mucho menos solo siempre acompañado de sus amigas las nubes, los árboles desnudos con sus hojas amontonándose por los suelos guardando sus hermosos verdes para la siguiente ocasión, las lamias y los duendecillos se les oye revolotear y corretear por los montes, la luna que nos protege y nos sigue con su mirada allá donde vamos, la lluvia cayendo del cielo constantemente contándote todos esos secretos que lleva el viento mientras recorre tus mejillas buscando esa alegría interna que hace muy poco tiempo estaba en la cama justo al lado tuyo, adormecida, soñando con despertar y empezar a caminar.
Y es que así en el invierno, el polo opuesto al verano pero que sin embargo deja unos paisajes perfectos para la practica del mtb. Una misma ruta que aunque hayas pasado mil veces por el mismo lugar, algo distinto le encuentras, lo sientes, parece diferente y es que cada día es diferente. ¡Disfrútalo! Pon a trabajar tus sentidos al 100% y aprovecha cada detalle que nos brinda, amigo, recuerda que cada instante es único.La ruta que dejes de hacer hoy no la podrás hacer mañana, ni pasado, ni otro día. Podrás hacerla parecida pero igual ya no será, te habrás perdido ese detalle diferente que hace que cada día sea especial.
No lo malgastéis en la cama y cuidaros de la pereza, que no os coja y no os dejéis vencer por ella, es mala y os hará perder unos días irrepetibles de mtb.
Nos vemos por los montes.
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