20 años después, tu y yo de nuevo enfrente de un río, de nuevo cogidos de la mano, de nuevo abrazados,... simplemente andando, simplemente oiendo el agua correr. Se me dio vuelta el corazón cuando me dijistes esa frase, tan real, tan cerca. Un escalofrío me recorrió el cuerpo, si, diferente río, diferentes arboles, pero el mismo viento acariciando tus cabellos sobre tus mismas mejillas. Las mismas manos con más arrugas si, pero las mismas manos. Los mismos labios, si, todavía con muchas cosas por decir. Los mismos ojos, si, todavía con mucho brillo... todo tan real... aquel primer paseo con este paseo debajo de la misma luna escondida, con el mismo latir, con el mismo sentimiento de dos niños de 15 años pero con la experiencia vivida de cada uno.
Solo la luna sabe cuantas veces mire el cielo pensando en ti. Fue un bonito continuar de nuestra historia.
Nos vemos.