lo increíble de la subida al Portalet. 
Empiezo tranquilo siempre acompañado de dos amigos y compañeros de equipo.
Subimos Somport, no ha sido para tanto, pienso, paramos a por agua a esperar a un compañero y seguimos hacia delante, subimos al Marie Blanque, carreterita estrecha sin casi sitio para pasar, bajamos y paramos de nuevo en el avituallamiento a por agua y a esperar de
nuevo a nuestro amigo, como no viene decidimos marchar la otra amiga y yo. El ir siempre acompañado ayuda bastante.La subida al Portalet ya fue otro cantar, subida larga en donde los últimos kilómetros fueron increíbles, nunca había visto nada parecido tanta gente apostada en la carretera ofreciendo agua, un empujón, animando desinteresadamente,... lo dicho increíble. Me hicieron subir los últimos kilómetros como si estuviese bajando. Ellos daban los pedales y yo casi me limitaba a estar encima de la bici.
Acabamos la marcha y entre unas cosas y otras nos vamos de nuevo al apartamento a cenar, esta vez sólo nos quedamos cuatro, los otros tres deciden marchar por diversos motivos. Cenamos, otro rato de charleta (esto es lo mejor de estos días en compañía con gente especial) y a la cama. Al día siguiente nos limitamos a desayunar, recoger todos los bártulos y vuelta hacia casa. Fin de semana para enmarcar y no sólo por la participación en la marcha.
Hoy estoy feliz y eso es lo que importa.
Nos vemos